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Aries es impulsivo, vital, apasionado e incansable. Su vida es un torbellino de fuego y pasión. Busca la magia en cada instante y si no la encuentra se aburre. Tauro es reservado, lacónico, realista y detesta las fantasías quiméricas. No le gustan los cambios, cosa que no entiende Aries. Si ambos signos se encuentran, Tauro quedará hechizado por el encanto Aries, y se enamorará lenta pero profundamente. El inagotable entusiasmo Aries lo convierte en un torbellino de fuego, capaz de derretir cualquier resistencia que Tauro pudiera oponer. A veces, el autocontrol de Tauro desespera al impulsivo Aries, pero eso, lejos de aburrirle, se convierte en un aliciente tentador, ya que para Aries no hay nada más excitante que el jugar al diablillo tentador, mientras se inventa las mil y una estrategias para hacerlo sucumbir. Cuando lo consigue se cansa y busca otro objetivo que despierte su interés. Aries es la imprudencia y la inconstancia. Tauro, todo lo contrario. Cuando Aries quiere emociones, Tauro necesita paz. Si Aries reclama libertad, Tauro se muestra posesivo y celoso. Aries corre, Tauro camina despacio… Aries debe acercarse a él muy seductor. Entonces el toro se rendirá. Tauro y Aries juntos generan tal fuerza que pueden ser indestructibles.