Es el momento mágico del cambio de estación.
Mabon es el nombre de la celebración del equinoccio de otoño utilizado por algunas religiones neopaganas. También conocida como "tiempo de cosecha", "el banquete", "día de acción de gracias", o, simplemente, equinoccio otoñal, esta festividad es un ritual para dar gracias por los frutos que la tierra nos ha concedido y compartirlos con las personas que queremos para asegurar las bendiciones de los dioses durante los meses invernales.
En Mabon, celebramos, principalmente, la abundancia y el equilibrio. Es tiempo para celebrar y agradecer la abundancia y generosidad de la tierra (el principio femenino) y la luz y la energía del Sol (el principio masculino).
Poco a poco, la Naturaleza se prepara para el invierno que se acerca y comienzan a caer las hojas. Es un tiempo de descanso y recogimiento. Como las hojas que caen, los árboles nos invitan a desprendernos de todo aquello que no necesitamos para avanzar. Nos acercamos a la etapa de la muerte para volver, de nuevo, a renacer. Una buena cosecha era algo crucial en los tiempos antiguos porque de eso dependía la supervivencia del pueblo o tribu durante el invierno.
El día y la noche tiene la misma duración. No hay principio ni final. Precisamente por simbolizar el equilibrio de la luz y la oscuridad, este fenómeno ha tenido mucha importancia en la vida de la humanidad desde las más antiguas civilizaciones, dando lugar a todo tipo de mitos y rituales relacionados básicamente con el amor y la fertilidad.
Para poder aprovechar toda la energía que nos brinda este día debemos vestirnos de rojo, naranja o marrón y comer manzanas, nueces o pan, y si lo compartimos con alguien querido la energía será aún más mágica.