Necesitas:
- Un paquete de incienso
- Agua bendita
A la caída de la tarde, abre las ventanas y deja que se ventile la casa durante unos minutos. A continuación, quema una varita de incienso, paseándote con ella, hasta que se consuma y dejas que los recuerdos de tu vida que has podido vivir en ese lugar afloren.
Una vez hecho esto, cierra las ventanas y echa unas gotas de agua bendita por todos los rincones de la casa. Frótate las muñecas con esa misma agua y deja el frasquito abierto en cualquier lugar de la casa hasta que se consuma.
No comentes este ritual a nadie para que tenga efecto.
También puedes colocar en la puerta de entrada de la casa o en la terraza una campanilla, que ayudará a mover y equilibrar la energía.