Necesitas:
- Sal gorda marina (tres cucharadas grandes)
- Incienso
- Una vela blanca
- Agua bendita
A la caída de la tarde, prepara un baño de agua tibia al que le habrás añadido la sal. Enciende la vela blanca, pidiéndole a Dios que te guíe y dé luz a tu vida, y quema incienso para purificarte. Después te sumerges en el baño y permaneces en él al menos 9 minutos.
Si no quieres utilizar una bañera, disuelve la sal en una jarra de agua templada, y te la echas después de haberte duchado, por la coronilla y que resbale por tu cuerpo. A continuación, te secas con una toalla recién limpia como si arrastrases las impurezas, de arriba abajo. Te echas agua bendita en las corvas, en las ingles, en las muñecas y por último en la coronilla. Si puedes te pones algo de ropa que no sea de fibra para que tu cuerpo pueda desechar todo lo negativo que haya podido acumular en los últimos años.
En la habitación donde tú duermes pones el frasco abierto con el agua que te haya quedado durante toda la noche. Verás cómo poco a poco la suerte empezará a entrar en tu vida, y la mala racha que has vivido debes apartarla de tu pensamiento para que no te desanime ni cargue de negatividad tu futuro.
No debes comentar con nadie este ritual. El secreto potencia el éxito de los resultados.