Considerando que ambos planetas se encuentran transitando sus respectivos exilios, no habrá que preocuparse por la sobrecarga de euforia y optimismo que ejerce este aspecto, ni tampoco por recrearnos, perder el control u olvidarnos de las obligaciones cotidianas.
No obstante es una óptima combinación planetaria que podría desencadenar una cascada de favorables acontecimientos que, a su vez, repercutirían afortunadamente sobre cuestiones materiales.
Las relaciones personales, un poco abandonadas por el reinado de Aries, recibirán de buen grado el impulso sociabilizador de Júpiter, transformándose en la clave del éxito durante este periodo.