De un día para otro, se nos ha apagado la vida, el trabajo, los viajes, nuestras relaciones personales… Pero en esta difícil situación, debemos luchar para mantener a salvo nuestros sueños e ilusiones porque es lo que nos va a mantener fuertes y nos va a ayudar a renacer cuando dejemos atrás esta pesadilla.
Sois muchos los que me preguntáis si los astros pueden dar respuesta a la grave crisis que atravesamos… En mis predicciones astrológicas no me gusta alimentar el miedo porque el miedo es como un virus que no debe propagarse. Voy a hacer un breve repaso de los movimientos astrales que han tenido lugar desde que comenzó esta crisis para intentar poner un poco de luz en estas tinieblas…
Todo empezó en diciembre, según nos dicen el día 1, en Wuhan (China). Por aquellos días, Júpiter, el considerado planeta de la suerte, ingresó en Capricornio. La naturaleza expansiva, afortunada y muy benefactora de Júpiter se vio limitada y frenada por el rigor y la restricción que impone siempre el temido Saturno, regente de Capricornio. El 31 de diciembre, la OMS ya fue informada sobre un grupo de nuevos casos de contagio, y sería el 7 de enero cuando el covid 19 fue identificado. Todos estos sucesos tuvieron lugar entre dos eclipses: el eclipse solar del 26 de diciembre y el eclipse lunar del 10 de enero. Para mí los eclipses son un paso hacia las sombras, para volver después a la luz, y en esa situación creo que estamos, en un túnel en el que al final se verá la luz…
Sigamos con la cronología astral… Unos días después del segundo eclipse, tiene lugar una conjunción de Saturno y Plutón, un tránsito muy importante que ocurre aproximadamente cada treinta y cuatro años. Bajo su influjo, en el pasado, se desencadenaron cambios económicos muy significativos e incluso guerras. En esta ocasión, la conjunción de Saturno y Plutón representa un colapso y una reconstrucción de las estructuras sociales, que ahora nos damos cuenta de que no funcionaban del todo. El temido Plutón transforma todas aquellas cosas que están cuestionadas, cambiándolas, renovándolas, haciéndolas diferentes, aunque todo ello conlleve sufrimiento y sacrificio.
En medio de esta crisis mundial, con el cambio climático azotándonos con fuerza, ha disminuido la producción, los viajes, el consumo… La economía se colapsa, pero el gran beneficiado es el medio ambiente. Esta pandemia ha ayudado a disminuir notablemente los niveles de contaminación. Es como si la energía del restrictivo Saturno nos diera una bofetada para cambiar el orden y poner las cosas en su sitio. Una llamada de atención a toda la humanidad.
El nodo norte estaba en Cáncer, signo hogareño y protector de la seguridad de la familia. De hecho, ahora estamos confinados dentro de nuestro hogar y, en medio de esta terrible crisis, debemos valorar la oportunidad que la vida nos ofrece para profundizar en nuestras relaciones familiares, para sanar heridas, para estrechar lazos y compartir emociones, aunque el miedo aceche en cada esquina.
El nodo sur en Capricornio nos sugiere que todos los asuntos terrenales (economía, negocios, actividades comerciales, ambición…) pasan a un segundo plano y ahora lo prioritario es proteger nuestra salud.
En fin, yo soy una eterna optimista y confío en que encontraremos la solución para parar todo este horror. El ingreso del planeta Saturno en Acuario, que tuvo lugar el pasado 22 de marzo, puede marcar el inicio de un cambio para que la situación mejore poco a poco. En el mes de mayo el nudo norte se trasladará a Géminis, otro signo de aire, y Júpiter ingresará en Acuario, signo de aire también. Todos estos movimientos astrales sugieren que seguirá habiendo cambios radicales a lo largo de todo el año, cambios que comenzarán a equilibrarse a finales de 2020.
Hemos estado viviendo en un mundo muy acelerado, y ahora de pronto se nos impone un parón forzado. La quietud no siempre es fácil de manejar, más cuando es obligada… Sin embargo, es momento de pensar en la impermanencia de las cosas: todo pasa, todo fluye, nada es eterno… Quiero imaginar esta situación como si fuera un eclipse: ahora estamos envueltos en la oscuridad, pero vendrá la luz. Atravesamos por momentos de inquietud y zozobra, y es hora de conectar con nosotros mismos, de escuchar nuestra voz interior, de llorar, si sentimos la necesidad, para liberarnos de nuestros miedos y que no ennegrezcan nuestro futuro… Más que nunca, hay que vivir el momento presente y poner toda nuestra energía en el aquí y en el ahora para salir de esta crisis. Nuestros sueños, nuestras ilusiones, nuestros anhelos… nos aguardan al final del túnel.