Cuando el astro rey entra en el último signo del Zodiaco surge un gran sentimiento de compasión por los demás, de sensibilidad ante las injusticias y el sufrimiento ajeno.
Pero el tremendo sentimentalismo que se despierta en nuestro interior también disminuye nuestra capacidad de decisión.
En estos días uno es menos práctico que nunca. Buscaremos el calor humano a la par que nos entregaremos a los demás con cierto espíritu de sacrificio. Los sueños tienden a ser ricos y muy vividos, incluso premonitorios.