Este es un buen aspecto que modera el desatado impulso marcial propio del regente de Aries.
Al mismo tiempo que se incrementa la ilusión y la emoción, se da pié para que las esperanzas propias de Júpiter se recobren del exilio del planeta.
Gracias a la serenidad y al ritmo progresivo que Júpiter marca sobre Marte, las decisiones y la dinámica personal serán guiadas por la inteligencia propia del signo de Géminis.
Por ello se cuenta con el suficiente coraje, sin perder en ningún momento, la capacidad para evaluar los posibles errores que vayan surgiendo por el camino.
El resultado: éxito en las empresas más audaces asumiendo exclusivamente riesgos inevitables.