¿Está nuestra vida escrita de antemano en el Gran Libro del Destino?
Cuando vemos a alguien librarse de la muerte, creemos por un instante que es posible burlar al destino. Desde el punto de vista religioso, el destino es un plan creado por Dios, por lo que no puede ser modificado de ninguna manera. Sin embargo, el mundo judeocristiano rechaza la existencia de una predestinación absoluta, pues cree en la libertad del ser humano.
La humanidad lleva siglos debatiéndose entre dos posturas contrapuestas: la predestinación y la libertad.
Estar predestinado es muy cómodo: desaparece cualquier responsabilidad. Yo ya no soy culpable del mal que pueda hacer, ni responsable de mis actos, es el destino y aquél que escribió un plan maestro. Gracias a mi libertad, yo soy responsable de mis actos y puedo ser castigado por ellos.
La libertad implica que yo elijo voluntariamente mis actos y decisiones, y que soy yo quien construye mi destino. Se trata de decisiones tomadas de forma consciente, no marcadas por instintos, ni por agentes externos.
Vivamos esta vida como una gran oportunidad y no nos perdamos en un futuro que todavía no existe. Creemos el futuro a partir de ahora: el futuro no está en manos del tiempo, sino en las nuestras. Nosotros creamos nuestro mundo y nuestro universo. Nuestras acciones irán marcando nuestro destino, aunque, a veces, nos ocurran cosas inevitables. Pero, en la mayoría de los casos, seremos nosotros quienes decidamos a qué situaciones vamos a enfrentarnos o entregarnos, y seremos nosotros, quienes, en última instancia, determinemos nuestro futuro.
Lo importante es vivir plenamente cada instante asumiendo la libertad de decidir.
Pero, aunque seamos libres y dueños de nuestro propio destino, al mismo tiempo, queremos ser capaces de predecir el futuro: la meteorología, la bolsa, cómo nos irá en la vida. Queremos saberlo todo. Saberlo implica controlarlo y beneficiarnos de ello.
El Tarot y otras artes adivinatorias
Esté o no escrito nuestro futuro, las cartas del Tarot pueden traernos información privilegiada sobre cuál de los futuros tiene más probabilidades de materializarse en nuestra realidad. El Tarot, como otras artes adivinatorias, si se utiliza correctamente, puede ayudarnos a explicar muchas cosas y a ver cuál es el camino más óptimo o el que más nos interesa para llegar a un determinado objetivo.
Pueden existir sucesos en nuestra vida -conocer a nuestra pareja, conseguir un trabajo concreto, etc.- que se cumplan a pesar de que cambiemos nuestras decisiones y que salgan reflejados en varias sesiones de Tarot como algo ineludible.
Yo, a través de las cartas del Tarot, visualizo situaciones que van a ocurrir en la vida de la persona que acude a mi consulta. Cuando tengo las cartas delante de mí, entro en un estado alterado de conciencia, y la simbología que veo a través de ellas, me permite, de alguna manera, conectar con lo que la persona ha vivido y, también en la línea del tiempo, - que, para mí, es una línea completamente recta- percibir las cosas que va a llevar a cabo en el futuro o que el futuro le va a marcar.
Por tanto, no sé si el futuro está ya escrito o no, pero, tengo que confesar que, al igual que mi buena amiga y prestigiosa vidente, Paloma Navarrete, puedo adelantarme al futuro. De hecho, muchas de las personas que acuden diariamente a mi consulta, pasado algún tiempo, me felicitan porque todo lo que les he leído en las cartas se les ha cumplido literalmente.